Jordi llevaba meses queriendo proponer compromiso a Jessica. Su idea inicial era ofrecerle el anillo de compromiso en el día de su 30 aniversario, en junio, en una casa rural situada en el Alt Empordà. Le parecía un entorno maravilloso y una fecha importante, a la altura de tomar la decisión de pasar la vida juntos. Sin embargo, un imprevisto hizo girar las tornas. Así que Jordi tuvo que aplazar la búsqueda de anillos de compromiso.

Segundo intento. Pronto harían un viaje a Vietnam. Era un país que les llamaba mucho la atención, lo suficientemente exótico como para entregarle el anillo solitario y recibir un Sí, Quiero. A última hora le surgieron las dudas: ¿Y si perdía la mochila? ¿Y si el solitario se extraviaba a kilómetros de distancia de casa y no podía recuperarlo? El anillo de compromiso era una alegría muy simbólica como para perderla entre aviones y maletas. De nuevo, la proposición se hacía esperar.

A principios de octubre, Jordi hacía planes para pasar unos días juntos con Jessica de caras en el puente festivo del 12 de octubre. ¿Le preguntó hacer alguna actividad tranquila y divertida, le apetecería pasar el día en el bosque e ir a buscar setas?

No llegaron al bosque. El día 11, cuando Jessica llegó a casa, se encontró con una carta. Extrañada y divertida la abrió. Dentro había un mensaje: "Haz las maletas, que nos vamos".

¡A ella le encantó la iniciativa de pasar un fin semana largo en Logroño! Les esperaban unos días estimulantes, de visitas a las vinotecas y de disfrutar de la apreciada gastronomía de la zona.

El día 13 de octubre aprovecharon para visitar el Parque del Ebro. Es un espacio singular y especial, una zona virgen entre el río Ebro y la ciudad.

Los sauces, pinos, chopos, puentes de hierro, puente de piedra… fueron muy afortunados. Se convirtieron en unos acompañantes de lujo, en los elementos que vestían el momento de cómo Jordi ofreció el anillo de compromiso a Jessica, y de cómo ella le dijo que sí quería casarse con él.

¡Lo que no se esperaba Jordi es que ella aceptara la propuesta de una manera tan especial!

Y es que Jessica, desde siempre había tenido claro quién era el hombre de su vida, y estaba preparada para responderle cuando él le ofreciera el solitario ! Muy previsora, llevaba semanas llevando una pulsera negra en el bolso con estas palabras grabadas: "Sí, para siempre".

¡Felicidades, pareja!

Historia real vivida por Jordi y Jessica en Logroño en octubre de 2018.

Jordi escogió el anillo Eternal Hug de entre todos los anillos de compromiso porque se adecuaba a la personalidad de su futura mujer: dulce, luminosa y… especial. Es un solitario clásico y a la vez diferente en oro blanco y con un diamant de gran transparencia y belleza. Jordi Rosich diseñó esta pieza para simbolizar el abrazo eterno entre dos personas que se aman. Dos manos que abarcan un proyecto brillante juntos.