"A mí no me gustaban las joyas" nos dice Jordi Rosich con una sinceridad chocante nada más empezar la entrevista. 

 

Jordi es muy joven, tiene 36 años, pero hace veinte y cinco que convive con las herramientas del taller de joyería, los diamantes y las piedras más preciosas.

  

Durante este tiempo ha pasado de rechazar el oficio a amarlo con toda su alma. Y es que, a día de hoy, es el joyero y diseñador de todas las piezas de las colecciones de Roosik & Co, proyecto del que también es fundador. Actualmente, cuenta con un equipo de joyeros y clavadores que lo acompañan para hacer realidad cada una de las piezas que imagina.

 

Jordi Rosich: Es cierto, cuando era pequeño no me sentía nada unido a la joyería. De hecho, me quería alejar porque era lo que me tomaba tiempo para estar con mi familia. Mis padres eran joyeros y tenían un negocio familiar al que dedicaban muchísimas horas... No los veía nunca.

 

Jordi Rosich: Los veía trabajar tanto que a pesar de no sentirme identificado con su proyecto quería ayudarles. Y ellos también me necesitaban... Primero me pidieron ayuda con los temas informáticos, porque tenía mucha habilidad con los ordenadores. Y, con el tiempo, ya realizaba reparaciones y encargos de su taller. Aprendía rápido y aportaba ideas y soluciones... Empecé a entender el mundo de la joyería. 

 

Jordi Rosich: (Ríe) No, no quería ser joyero. A los 17 años, al escoger la carrera, tenía un dilema muy grande. Sabía que si no estudiaba joyería rompería el corazón a mis padres... En ese momento optar por ser joyero fue más una acción de compromiso y vínculo familiar que de vocación. 

 

Jordi Rosich: Siempre he sido una persona de realizar mil y una cosas a la vez. Soy muy curioso y tengo una gran necesidad de crear y de retarme a mí mismo. 

 

Al acabar los estudios, a los 22 años, me di cuenta de que tenía más herramientas y recursos para volcar toda la creatividad que me hervía dentro. Me di cuenta de que, por primera vez, sentía un poquito de amor hacia la joyería y ella hacia mí. Tenía un nuevo vehículo para expresarme. 

 

Jordi Rosich: Sí, me siento identificado. Para mí los diamantes y las piedras preciosas son como los pinceles de un artista o como las notas de un músico. Son las herramientas que utilizo para "componer" las joyas.

 

Al dominar la técnica empecé a disfrutar realmente del oficio. Aquel fue el inicio de los primeros diseños y de las piezas que ahora forman parte de las colecciones de Roosik & Co.

 

Jordi Rosich: A menudo, al ver las personas, visualizo de manera instintiva qué joya les puede quedar bien. Y con esa idea en la cabeza hago un boceto rápido sobre el papel, cojo las piedras preciosas y los diamantes y los coloco sobre el dibujo, probando diferentes combinaciones.

  

A partir de ahí traslado este boceto inicial a un programa de diseño 3D, que es donde perfecciono los detalles y me aseguro de que la joya, además de estética, sea funcional, cómoda de llevar y perdurable en el tiempo. 

 

Jordi Rosich: Sí, sin duda, y también las piedras preciosas y los diamantes. Soy gemólogo y amante de la naturaleza, así que siento pasión por las piedras naturales y todo lo que evocan.

 

Me paso horas mirando sus formas y colores... Sé apreciar su rareza y el hecho de que cada una sea tan única en el mundo. Así que, a veces, mi proceso creativo comienza, simplemente, con una gema. Tengo la necesidad de crearle una montura de oro a medida, que la abrace y potencie su belleza natural y personalidad.

 

Jordi Rosich: Quien me conoce sabe que soy muy perfeccionista y un gran defensor del "menos es más". Por eso intento que las líneas de la pieza sean puras, esenciales. Incluso las grapas que sujetan las gemas son la mínima expresión. 

 

Jordi Rosich: Una joya es mucho más que oro y piedras preciosas, no es lujo. Es emoción pura. Es amor, arte, diseño, tecnología, creatividad... También son infinitas horas de dedicación. 

 

Jordi Rosich: Es un proyecto de honestidad y de transparencia, conmigo mismo y con los demás. Es un diálogo desde el corazón.

 

Jordi Rosich: Sí, la gente no acaba de entender qué es la honestidad en una joya o en el mundo de la joyería. Para mí la joyería es un espacio de expresión artística en comunión con el entorno y con las personas que me rodean.

Es por ello que controlo todo el proceso de creación, desde que nace la idea de una pieza hasta que la tienes en tus manos. Así puedo garantizarte que aquella joya es realmente lo que te digo que es.

Cuando dedico tantas horas a mejorar y perfeccionar el diseño es por honestidad, porque quiero que te vaya como un traje a medida y que te sientas cómoda e identificada. 

 

Cuando decido utilizar oro reciclado para evitar extraerlo de las minas, o cuando lo fundo y creo la aleación yo mismo en el taller para que no haya intermediarios que puedan añadir sustancias nocivas en su composición y que puedan perjudicar tu piel... es honestidad.

 

El hecho de trabajar con diamantes de las categorías de calidad más altas, que cumplen con el tratado Kimberley y que provienen de países libres de conflicto... Honestidad.

 

No todo el mundo te puede dar este nivel de información y te la puede certificar. 

 

Jordi Rosich: Que no es un trabajo. Cuando me levanto no digo nunca "voy al trabajo", digo "voy al taller". El día que diga voy al trabajo... Quizás ya no iré más.

 

Jordi se ha convertido en el diseñador y joyero de referencia de aquellos que, como él, valoran las joyas por ser más que oro y piedras preciosas.

 

También ha recibido reconocimiento profesional a su trayectoria: el Premio Talento 2019 por parte del Ayuntamiento de Girona y el Premio al Mejor Comercio 2019 por parte de la JORG, el Colegio Oficial de Joyeros, Orfebres, Relojeros y Gemólogos de Cataluña. 

 

Ahora hace un año que recibió estos galardones. Era alrededor del 3 de noviembre... El día en que se celebra San Eloy, el patrón de los joyeros. Qué oficio tan bello.

 

 

Gracias, Jordi, por tu honestidad, también en esta entrevista.

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